Un día, hace bastante tiempo, alguien me preguntó:
- Ana ¿por qué sonríes tanto?
En aquel momento no supe qué contestarle. Hasta me pareció que daba la impresión de ser una persona tonta con la sonrisa plasmada en la cara; pero me puse a pensar en los motivos de mi sonrisa.
"La vida no me ha tratado muy mal hasta el momento, aunque me ha dado algunos palos que, por otra parte, he sabido capear. No tengo todo lo que quiero pero quiero casi todo lo que tengo; y lo que no, me lo merezco o lo asumo. Muy pocas son las personas que no quiera mantener en un espacio de mi vida y, a la vez, creo que despierto pocos odios por el mundo adelante. Nunca me ha costado pedir perdón o dar las gracias cuando ha sido necesario. He viajado a lugares donde he aprendido que la felicidad no radica en lo que se tiene fuera de tu propio cuerpo, si no en lo que sientes y cómo lo sientes. He estado infinidad de veces en hospitales viendo sonreír a personas con muchos motivos para llorar. Me considero una persona individualmente feliz que aprovecha su entorno para demostrarlo. Sonrío por lo que soy y por lo que mi entorno ha hecho de mí y creo que el mejor gesto para demostrarlo es una sonrisa. Las sonrisas tienen un cierto componente contagioso en los demás. ¿Por qué quedarnos con ella si la podemos compartir?"
Ahora estaría preparada para contestar aquella pregunta que me hicieron hace años y no supe contestar.
Y tú ¿por qué sonríes?
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