Desperté sobre la piel de tu ternura
para adormecer la decepción.
Madrugué caricias en tu espalda
y mil abrazos en tu corazón.
Sonó la alarma de nuestros cuerpos
que se fundieron soñando pasión.
Recibimos el día envueltos en calor
de nuestras pieles en pura atracción.
El deseo se apoderó de nuestro ser
dando paso al juego del amor
y conjugamos el verbo del placer
en una bellísima canción.
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