Remuevo mis ganas en el café,
el café de cada mañana
después de abandonar mi colchón
y con él las frías sábanas.
Con la cuchara ahuyento pasiones
que se apoderan de mis sueños,
intento disolver la idea
de que mi corazón es tu dueño.
Los posos que quedan al fondo
son penas que de mí no arranco,
son todos esos recuerdos
que mantienen mi futuro en blanco.
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