No supe arañarte el corazón
con mis caricias en tu cuerpo.
No controlé tanta pasión
que despertaste en mis sueños.
Dejé olvidados los zapatos
en los pies de tu cama
y me fui con los pies descalzos
y el cuerpo repleto de ganas.
Quedaste desnudo sobre el colchón
esperando otra mañana,
pero yo me fui con el temor
de sentirme otra vez rechazada.
Prefiero soñar lo que no pasó
a llorar por lo que me falta,
más adelante intentaré hacer caso
a lo que me dicte el alma.
Esperaré desnuda en mi colchón
a que vengas descalzo por la noche
y demos rienda suelta a la pasión
dejando atrás todos los reproches.
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