Tu sonrisa es la curva
que dibujó mi esperanza,
tu mirada es la luz
que acunó mi alegría.
Las palabras que pronunciaste,
y las que callaste,
anidaron en mi recuerdo.
Las caricias al alma
ilusionaron mi corazón.
En las tardes sombrías
lucía el sol de tu compañía.
En las noches solitarias
acompañaba mi cuerpo tu piel.
Tu silencio ensordeció mis oídos
cansados de aquel vacío de palabras.
¿Dónde te has escondido?
En mi eterna memoria.
¿Hacia dónde caminas?
Toma el rumbo del olvido.
Recordar lo que no se tuvo
es vivir una agónica muerte.
Terminar lo que nunca empezó
es revivir lo que no se vivió.
Añadir escenas inventas,
escuchar sonidos nunca oídos,
saborear la miel que no probé,
imaginar...
imaginarte.
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