Me fundiría eternamente
en el beso que nunca me has dado,
para ahogarme en un mar de placer
y salpicar mil caricias a tu corazón.
Moriría enfundada en un abrazo
que tu cuerpo me regalara
para no empañarlo de más cosas
que hacerle sombra pudieran.
Gritaría tu ternura en mi piel,
y la mía en tu ser,
para poder decir al mundo
que la felicidad está en ti.
Sacrificaría mis días pasados
con el arma del olvido
si pudiera vivir a tu lado
los días imposibles de vivir.
Me convertiría en estatua de mármol
para que esculpieses en mí tu pasión,
y en un lienzo por pintar
para darme el color de tu amor.
Y así una llama formaría nuestros cuerpos
para calentar los días perdidos
en un tiempo que ha pasado
y aun no hemos vivido.
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