A través del cristal del tiempo
eres tú quien nunca se empaña,
en mi memoria,
en mis recuerdos.
Eres tú quien ha dado todo
aunque nada te pedí.
Eres tú la luz que proyectó mi sombra,
la sombra que me protegió de la luz.
Eres tú la mano aprendió mi cuerpo,
la piel que dejó que yo aprendiera.
Eres tú quien secó mis lágrimas,
quien provocó mis alegrías.
Eres tú todos mis momentos más felices,
toda mi felicidad en un momento.
Eres tú quien me enseñó a esperar,
a no perder la esperanza.
Eres tú al que yo pagaría con mi vida
por volver al conocerte.
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