Prefiero no pensarte,
alojarte en el rincón del olvido.
Y yo con mi memoria esquivo
cualquier resquicio de tu ser.
Prefiero no tenerte,
a que te instales en mi mente
y correr el riesgo a perderte
y llorarte en mi soledad latente.
Prefiero no saber que existes
y no sufrir tus largas ausencias,
tus silencios, tus indiferencias.
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