Se me rompieron los días
perdida en tu recuerdo.
Quise recomponer las noches
evocando tus caricias.
Se me rompió el alma
deseando tu piel.
Quisiera zurcir con deseo
la ternura en tus palabras
pero me aprisiona el dilema
de arriesgarme y perder.
Perder una batalla
que he forjado en mi mente,
que yo misma he creado
con pedazos de tu ser.
Imagino mías tus miradas,
tus palabras y tu piel
pero sé que no soy la dueña
más que de mi ilusión.
Te lo dije: solo queremos querer y que nos quieran... lo difícil es que sean las mismas personas aquellas a las que queremos y las que nos quieren.
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