Te has vuelto dura, me dijiste un día. Dura me volví cuando se acrecentó mi miedo a volver a ser rechazada. Dura me volví cuando me di cuenta de que ya no quedaba más leña que cortar. Dura me volví cuando tu mirada ya no me hablaba. Dura me volví cuando la vida me enseñó lo que en realidad era y no lo que yo me imaginaba. Ahora, existen personas en mi vida que saben ablandar esa coraza todos los días. Existen personas que me hablan con la mirada. Existen personas que me dicen que la vida es a veces como yo la imaginaba. Existen personas que están ahí a las buenas y a las malas. La vida te dona de corazas para que otros puedan ablandarlas y, así, puedas demostrar cómo realmente eres por dentro.
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