Siento que ya no sé para quien escribo.
¿Lo hago porque la inercia me lleva a ello?
¿O simplemente porque si dejo de hacerlo me perderé?
No escribo para nadie,
ni por nadie,
ni para mí siquiera.
Lo hago...
y mis palabras van al viento;
las libero del yugo de mi garganta
para que vuelen a otras miradas
que las hagan suyas.
Porque no son mías,
nunca lo fueron.
Fueron meras pasajeras de momentos de locura,
adornos que decoraban mi vida.
Fueron semillas prestadas sin germen fértil
que nunca dieron su fruto
allí donde las planté.
Pero seguiré escribiendo,
seguiré regalando versos que nunca fueron míos,
versos que son del viento,
versos de otras miradas.
©
Versos muy esperados...que el viento recoge a placer y llegan a las personas...
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