Quizás todos en algún momento de nuestras vidas hemos sentido que somos los que más queremos, los que más damos, los que más nos entregamos. Quizás, también sea porque tan solo entendemos nuestra forma de querer.
¿Quién quiere más? ¿Quién quiere mejor?
Nadie quiere de igual forma que nadie. Es más, una misma persona puede querer de muchas maneras diferentes a lo largo de su vida y a lo largo de una relación.
Yo no amo de la misma manera que hace veinte años y, estoy segura, no amaré igual dentro de otros veinte.
El amor evoluciona con nosotros y nosotros evolucionamos gracias al amor.
Preguntarse, por lo tanto si nos quieren más que nosotros a la otra persona no tiene sentido. Lo verdaderamente importante es si nos quieren, si nos sentimos queridos.
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