La oscuridad de tu boca es lo que quiero,
la lascivia,
la pasión.
Morderte para fundirnos en la ausencia de luz
que guardan mis deseos.
Bajar hasta el terreno de los más mundanos placeres.
Lo que quiero es condenarme
en el pecado de tus labios
y de tu cuerpo
y morir así
al calor del paraíso de tu piel.
©
Profundo...
ResponderEliminarSi la muerte es esa, bienvenidas sean las tinieblas
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