
Se había confundido en muchas cosas, pero ¿quién hace absolutamente todo a la perfección?. Ahora se daba cuenta de que las palabras dichas sin pensar, en un arranque de furia eran lo suficientemente poderosas como para destruir toda una vida de hechos. Se arrepintió tan solo dos segundos después de haberlas pronunciado. Guardar tantas cosas dentro durante tanto tiempo habían transformado unas simples palabras en un arma letal.
Y así es cómo aprendió a mentir, mentir siempre por miedo a perder lo que todavía le quedaba. De este modo, se vio inmersa en su propia mentira. Esta mentira empezó a envolverla y pasó a ser su vida.
Y, siempre viviendo una mentira, tardó demasiado tiempo en darse cuenta de que no fue su propia vida la que vivió, si no la que inventó.
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