miércoles, 10 de abril de 2013

CON LOS OJOS DE LA INFANCIA




 Quisiera volver a ser niña y resguardarme en ese mundo que había escondido en los brazos de mi madre. Que mi mayor problema fuera no poder acabar todo el plato de lentejas. Quisiera poder enfadarme sin tener que explicar los motivos y llorar sin que nadie se sintiera aludido. Quisiera poder volar bajando las escaleras de tres en tres y que mi mayor reto fuera recordar de memoria la tabla del seis. Quisiera poder sacar la lengua a aquellos que no me caen bien y poder invitar a una merienda a mis amigas de la niñez. Quisiera caminar despreocupada de todo lo que la vida te da y que la única marca fuera un raspón en la rodilla que curar. Quisiera llenarme la boca de chicles de fresa y no de palabras que me tengo que callar. Quisiera poder ver el mundo como un lugar que explorar y no como el resultado de injusticias y desigualdad. Quisiera que mi barrio fuera el parque de juegos que tanto disfruté y no el desierto de puertas cerradas con historias de "no pudo ser". Quisiera poder volver a ver las noticias como el programa que ponían antes de los dibujos y no como la salvaje realidad que atenaza a millones de personas en el mundo. Quisiera que mi mayor preocupación fuera los juegos que me esperan mañana y no cómo estirar el dinero para pasar toda la semana. Quisiera no perder la inocencia con la que viví esos días felices a pesar de que la vida te enseña que los años son en nuestras almas cicatrices. Quisiera ver de nuevo el mundo con los ojos de la infancia y recordar lo que realmente tiene verdadera importancia.
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