Por el precipicio de tu piel
se ahogan mis vértigos en jadeos
que silencian tu boca.
Me aferro a tus caricias
que culminan mi cuerpo
en escalada de placer.
En la altitud del deseo
me falta el aire,
me sobra aliento.
Coronamos sensaciones
yaciendo en el refugio
de nuestros cuerpos.
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