Me tragué tanto las palabras
que los silencios me asfixiaron.
Me alimenté de sueños,
pasé hambre de realidades.
Agarré tan fuerte mis deseos
que se me rompieron entre las manos.
Ahora no callo,
realizo mis sueños,
dejo libres mis deseos.
Y así debe de ser, amiga Ana.
ResponderEliminarComo siempre, un placer pasarse uno por tus letras.
Enhorabuena.
Abrazos.