Son esos cristales,
esos mismos que me protegen de la lluvia
y sobre los que escribo tu nombre,
lo que me separan de ti.
Son los cristales en los que siempre veo
tu reflejo detrás de mi reflejo,
y,
aunque sé que no estás ahí,
siguen mi aliento empañándolos
con mis suspiros por tenerte aquí,
a este lado del cristal.
©
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