¡Qué desgracia la tuya
no poder escuchar tu voz
como yo lo hago!
¡No poderte mirar a tus propios ojos
y perderte en tu mirada!
¡Qué desgracia la tuya
no poder saborear tus propios besos!
Porque tú no sabes
lo maravilloso que eres desde fuera.
No sabes lo qué es amarte.
No sabes lo que se siente cuando me amas.
©
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