Vergüenza de que me veas desnuda,
pero de alma,
no de cuerpo.
Vergüenza de que sepas que en tus sueños quisiera meterme,
que en tu vida quisiera vivir.
Vergüenza de que sepas las veces que te nombro en silencio,
del tiempo que pierdo inventando noches contigo.
Vergüenza de que averigües los secretos de mis deseos,
nos los de mi cuerpo,
de que leas cada palmo de mi mente,
no de mi piel,
de que sientas cada una de mis ganas,
no las caricias de mis manos.
Vergüenza de que puedas adivinar los poemas que no escribo,
las palabras que me callo,
las lujurias que por ti guardo.
Vergüenza de que sepas todo aquello que intento ocultar
por miedo a perder la vergüenza.
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