Ahogo mi sed de ti
con las lágrimas que me niego a derramar.
Y es que tengo ya los ojos secos de no verte,
las manos sin tacto de tanto buscarte,
el cuerpo yermo de esperarte.
Sacio mis ganas con los sueños
que,
aunque no se cumplen,
los moldeo a mi antojo
porque son míos,
solo míos,
y en ellos
consigo verte,
tocarte,
dejar de esperarte...
©
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